Crítica de la razón virtuosa representa la culminación de un viejo proyecto teórico: identificar las raíces espinosistas del pensamiento de Kant, identificación indispensable a la hora no solo de establecer, como afirmaron y defendieron ambos autores, la necesidad de una crítica en el marco de una época de crisis, sino también de elaborar una ética autónoma y su producto más genuino, el establecimiento de una virtud inmanente (en una doble clave moral y política), esto es, una virtud que representa, ella misma, su propio premio sin necesidad de recurrir a determinaciones tan extrañas y aberrantes como pueden ser las amenazas, los premios y los castigos. (Más información)